Nuevo Circo de Caracas
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La Plaza de Toros del Nuevo Circo desde su inauguración en 1919 se constituyó como un centro de recreación con la tradición taurina, a la cual asistían personas tanto de Caracas y alrededores, como de pueblos vecinos. Del mismo modo, se convirtió en un centro de importancia política y, evidentemente social en la capital, debido a la gran cantidad de mítines políticos, eventos de naturaleza cultural y muchos otros que se efectuaron en la estructura.
Por supuesto, esa época era la del gran apogeo de esta estructura en la ciudad: estaba en buen estado, funcionaba perfectamente, y el entorno en el que estaba se veía favorecido por la excelente condición de
Entre las figuras que asistieron a la Plaza, estuvieron los toreros: Posada, Torquito, Fortuna y Ale; los políticos: General López Contreras en su condición de Presidente de la República, Martín Pérez Guevara, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Mario Briceño Iragorry, Rosa de Alto, Federico Brandt y su esposa, Leonor de Brandt.
Sin embargo, a partir de finales de la década de los
Esa problemática se fue agravando progresivamente hasta la actualidad, cuando en este año 2005, la Plaza es criadero de chivos y dormitorio de indigentes. De allí que sea necesario evaluar cómo influye esta condición en el paisaje físico-geográfico y sensorial de su entorno, en el centro de la ciudad capitalina.
La Plaza de Toros: Situación, localización y emplazamiento
La Plaza de Toros del Nuevo Circo se localiza en el casco central de Caracas, al sur de
Evolución de la estructura física de la Plaza de Toros
La extensión de Caracas no llega a tener importancia sino hasta 1908, cuando el General Castro implementa y ejecuta diversos planes de construcción que tienen como objetivo mejorar y modernizar la imagen de la ciudad capital. De manera que el arquitecto e ingeniero, Alejandro Chataing, comienza la planificación de diversas obras como el Mercado Principal, el Arco de la Federación, la Academia de Bellas Artes, el Teatro nacional, entre otras, y por supuesto, la Plaza de Toros del Nuevo Circo, con un proyecto previo de Luis Muñoz Tébar, quien falleció sin completar la obra.
Esta Plaza fue edificada en los terrenos del antiguo Matadero Municipal, en la esquina de San Martín, Parroquia San Agustín, frente a
La construcción se completó en 1918, siendo su inauguración el
La capacidad era originalmente de 8.000 personas, mas fue modificada para albergar a unos 12.000 espectadores. Esta estructura tenía una falla. Se dificultaba la visibilidad a las personas, puesto que tiene una inclinación desmedida que impide ver el ruedo. Este defecto iba a corregirse inmediatamente, pero el material encargado a los Estados Unidos de Norteamérica nunca llegó por las restricciones ocurridas debido a la primera guerra mundial.
Sin embargo la estructura continuó así a lo largo de los años, y con el paso del tiempo comenzó su abandono. Así pues, el Generalito hijo de Gómez, vendió la Plaza a
Esta regalía fue aprovechada por los Branger, aunque no del todo, puesto que desde esa fecha la desatención por parte de los entes públicos y de los propietarios mismos, se ha hecho evidente en la condición física de la misma.
Es evidente pues, que ha hecho falta, y es urgente tal necesidad, de dar mayor atención a lo que una vez fue un centro importante en la vida socio-política y cultural de los habitantes de Caracas.
Marco legal
La Plaza de Toros del Nuevo Circo iba a pertenecer en
Pues de allí en adelante el coso siguió en manos de los Branger, y como es obvio, el ente encargado de preservar el patrimonio cultural de la nación, que hoy por hoy es el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), no puede más que sugerir a esa familia qué hacer con la estructura.
En vísperas del reacondicionamiento de la misma, en agosto de 1998,
Este acuerdo fue publicado en Gaceta Oficial del
Con la demolición del terminal de pasajeros del Nuevo Circo, los terrenos adyacentes se revalorizaron, por supuesto que entra allí el soporte físico donde está
Influencia de la estructura en el paisaje
La influencia de la Plaza de toros en el Paisaje de su entorno es de gran relevancia, pues no puede pasar desapercibida una estructura del tamaño de una manzana, esté deteriorada o no.
Y evidentemente, si la estructura tiene un buen cuidado, la influencia es positiva, en pro de una estética resaltante por su belleza, que afectará en este sentido las parcelas y construcciones que están adyacentes a la misma.
Pero si por el contrario, y que es la realidad actual, no hay un manejo adecuado de este recurso físico, el paisaje se afea, y la percepción visual y sensorial no es la más optimista.
Y vaya optimismo el que puede aportar la percepción en el ambiente de un elemento deteriorado que alberga indigentes, no tiene ningún uso, solo hay pasto que sirve de alimento para los chivos de las personas que pertenecen a las etnias del estado Zulia, y pare de contar cuantas cosas desagradables ocurren en este espacio.
Tendencias
A futuro parece impredecible la situación de la Plaza de Toros, pues hay iniciativas del IPC y organismos privados para recuperarla, pero los intereses económicos, en el sentido de la búsqueda de la actividad más rentables, impiden que se efectúe de una manera adecuada la ordenación del espacio.
Esto se define como conflicto de uso sobre un espacio: el uso vocacional de la estructura que es el de la tradición taurina, no se corresponde con el uso potencial que es comercial, y el uso actual que es sin uso, no converge con ninguno de los anteriores.
De manera que la iniciativa de unos españoles hace cuatro años de recuperar la Plaza para corridas de toros, o la reedificación de la fachada exterior, parecen estar sin aval de los Branger. Por el contrario, la oferta de hacer un complejo comercial es más tentadora, y aunque la declaratoria del IPC, de Bien Cultural de la Nación debe respetarse, todo puede ocurrir en el país de las leyes que no se cumplen.
Así pues, se espera lo más ideal, que la Plaza se restaure, sin embargo, la tendencia de los acontecimientos actuales es a perderla o convertirla en un complejo comercial.
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