UCV - ECS - Paisaje Geográfico e Información

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sábado, agosto 27, 2005

Nuevo Circo de Caracas


LA INFLUENCIA DE LA PLAZA DE TOROS DEL NUEVO CIRCO EN EL PAISAJE FÍSICO - GEOGRÁFICO Y SENSORIAL DEL CASCO CENTRAL DE CARACAS PARA EL PERÍODO 1919–2005

POR:

Ana C. Blanco y Marco A. Márquez

La Plaza de Toros del Nuevo Circo desde su inauguración en 1919 se constituyó como un centro de recreación con la tradición taurina, a la cual asistían personas tanto de Caracas y alrededores, como de pueblos vecinos. Del mismo modo, se convirtió en un centro de importancia política y, evidentemente social en la capital, debido a la gran cantidad de mítines políticos, eventos de naturaleza cultural y muchos otros que se efectuaron en la estructura.

Por supuesto, esa época era la del gran apogeo de esta estructura en la ciudad: estaba en buen estado, funcionaba perfectamente, y el entorno en el que estaba se veía favorecido por la excelente condición de la misma. En vista de ello, importantes personalidades de diferentes esferas de la sociedad, se veían impulsadas a asistir a los diferentes eventos programados.

Entre las figuras que asistieron a la Plaza, estuvieron los toreros: Posada, Torquito, Fortuna y Ale; los políticos: General López Contreras en su condición de Presidente de la República, Martín Pérez Guevara, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Mario Briceño Iragorry, Rosa de Alto, Federico Brandt y su esposa, Leonor de Brandt.

Sin embargo, a partir de finales de la década de los 60’, específicamente desde que el hijo del General Juan Vicente Gómez, Gonzalo Gómez, la vendiera a la familia Branger en 1969, la situación comenzó a desmejorar, y la falta de atención se hizo evidente en el deterioro que sufrió la estructura.

Esa problemática se fue agravando progresivamente hasta la actualidad, cuando en este año 2005, la Plaza es criadero de chivos y dormitorio de indigentes. De allí que sea necesario evaluar cómo influye esta condición en el paisaje físico-geográfico y sensorial de su entorno, en el centro de la ciudad capitalina.

La Plaza de Toros: Situación, localización y emplazamiento

La Plaza de Toros del Nuevo Circo se localiza en el casco central de Caracas, al sur de la Av. Bolívar, entre las calles Sur II y Sur 9, frente a lo que era el Terminal de pasajeros del Nuevo Circo. La estructura abarca una manzana casi completa y en sus fachadas este y sur, hay la presencia de parcelas con edificaciones de uso tanto residencial uni y multifamiliar, como comercial y de servicios. Se emplaza en una topografía plana, y con accesibilidad muy buena; a través de la Av. Bolívar se puede acceder a ella fácilmente, también se puede hacer por San Agustín, de modo que una actividad llevada a cabo en esta, contaría con la asistencia de gran cantidad de personas.

Evolución de la estructura física de la Plaza de Toros

La extensión de Caracas no llega a tener importancia sino hasta 1908, cuando el General Castro implementa y ejecuta diversos planes de construcción que tienen como objetivo mejorar y modernizar la imagen de la ciudad capital. De manera que el arquitecto e ingeniero, Alejandro Chataing, comienza la planificación de diversas obras como el Mercado Principal, el Arco de la Federación, la Academia de Bellas Artes, el Teatro nacional, entre otras, y por supuesto, la Plaza de Toros del Nuevo Circo, con un proyecto previo de Luis Muñoz Tébar, quien falleció sin completar la obra.

Esta Plaza fue edificada en los terrenos del antiguo Matadero Municipal, en la esquina de San Martín, Parroquia San Agustín, frente a la Av. Bolívar. La construcción de este coso taurino se debe a la iniciativa particular de un grupo de aficionados a la tauromancia, encabezado por el general Eduardo Mancera. Estos taurófilos crearon la sociedad denominada Empresa Sindicato Unión, que tuvo a su cargo todo lo concerniente a la fabricación del Nuevo Circo.

La construcción se completó en 1918, siendo su inauguración el 26 de enero de 1919 con el siguiente cartel: Serafín Vigiolo “Toquito”, Alejandro Sáez “Ale” y Francisco Posada, lo que se observa en la figura # 2.

La capacidad era originalmente de 8.000 personas, mas fue modificada para albergar a unos 12.000 espectadores. Esta estructura tenía una falla. Se dificultaba la visibilidad a las personas, puesto que tiene una inclinación desmedida que impide ver el ruedo. Este defecto iba a corregirse inmediatamente, pero el material encargado a los Estados Unidos de Norteamérica nunca llegó por las restricciones ocurridas debido a la primera guerra mundial.

Sin embargo la estructura continuó así a lo largo de los años, y con el paso del tiempo comenzó su abandono. Así pues, el Generalito hijo de Gómez, vendió la Plaza a la familia Branger por un precio de novecientos mil bolívares en 1969, cifra inaudita si se tiene en cuenta que para 1930 se había incrementado un millón sobre el precio de construcción.

Esta regalía fue aprovechada por los Branger, aunque no del todo, puesto que desde esa fecha la desatención por parte de los entes públicos y de los propietarios mismos, se ha hecho evidente en la condición física de la misma.

Es evidente pues, que ha hecho falta, y es urgente tal necesidad, de dar mayor atención a lo que una vez fue un centro importante en la vida socio-política y cultural de los habitantes de Caracas.

Marco legal

La Plaza de Toros del Nuevo Circo iba a pertenecer en 1939 a la nación, sin embargo, en la década de los treinta, antes del 39’ por supuesto, el hijo de Juan Vicente Gómez, el coronelito, la vendió a los Branger en 900 mil Bs., hecho que se ha recalcado en esta investigación varias oportunidades por el exabrupto acontecimiento que esto revistió.

Pues de allí en adelante el coso siguió en manos de los Branger, y como es obvio, el ente encargado de preservar el patrimonio cultural de la nación, que hoy por hoy es el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), no puede más que sugerir a esa familia qué hacer con la estructura.

En vísperas del reacondicionamiento de la misma, en agosto de 1998, la Corte Suprema de Justicia anuló el art. 23 de la Ordenanza Especial de Zonificación del Distrito Federal, la cual permitiría demoler la plaza para dar paso a otras edificaciones más rentables. Y como apoyo a esta decisión, el IPC, considerando que esta constituye un espacio social de gran significación para la historia de Caracas y del país, en virtud de la alta concentración de acontecimientos políticos, sociales y culturales trascendentes que se han desarrollado en sus inmediaciones, y acogiéndose a los art. 10 y 13 de la Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural, declaró al histórico coso como “Bien de interés cultural de la nación” (figuras 7 y 8.)

Este acuerdo fue publicado en Gaceta Oficial del 30 de noviembre de 1998, Nº 36.592, y además de la declaratoria, se insta a los propietarios del inmueble a realizar labores sistemáticas de conservación y mantenimiento dentro de los parámetros técnicos proporcionados por los profesionales especializados en el área del patrimonio edificado.

Con la demolición del terminal de pasajeros del Nuevo Circo, los terrenos adyacentes se revalorizaron, por supuesto que entra allí el soporte físico donde está la Plaza. Asimismo, su valor se incrementará cuando el Paseo Vargas esté completamente en funcionamiento. La declaratoria permitirá establecer condiciones que sean negociables, y puesto que hay grandes intereses económicos, se debe pensar en una solución que sea rentable. La tal podría ser la conservación de la fachada exterior, que al fin y al cabo es lo que está a la vista y trae recuerdos a los caraqueños, y en su interior implementar la actividad que se quiera.

Influencia de la estructura en el paisaje

La influencia de la Plaza de toros en el Paisaje de su entorno es de gran relevancia, pues no puede pasar desapercibida una estructura del tamaño de una manzana, esté deteriorada o no.

Y evidentemente, si la estructura tiene un buen cuidado, la influencia es positiva, en pro de una estética resaltante por su belleza, que afectará en este sentido las parcelas y construcciones que están adyacentes a la misma.

Pero si por el contrario, y que es la realidad actual, no hay un manejo adecuado de este recurso físico, el paisaje se afea, y la percepción visual y sensorial no es la más optimista.

Y vaya optimismo el que puede aportar la percepción en el ambiente de un elemento deteriorado que alberga indigentes, no tiene ningún uso, solo hay pasto que sirve de alimento para los chivos de las personas que pertenecen a las etnias del estado Zulia, y pare de contar cuantas cosas desagradables ocurren en este espacio.

Tendencias

A futuro parece impredecible la situación de la Plaza de Toros, pues hay iniciativas del IPC y organismos privados para recuperarla, pero los intereses económicos, en el sentido de la búsqueda de la actividad más rentables, impiden que se efectúe de una manera adecuada la ordenación del espacio.

Esto se define como conflicto de uso sobre un espacio: el uso vocacional de la estructura que es el de la tradición taurina, no se corresponde con el uso potencial que es comercial, y el uso actual que es sin uso, no converge con ninguno de los anteriores.

De manera que la iniciativa de unos españoles hace cuatro años de recuperar la Plaza para corridas de toros, o la reedificación de la fachada exterior, parecen estar sin aval de los Branger. Por el contrario, la oferta de hacer un complejo comercial es más tentadora, y aunque la declaratoria del IPC, de Bien Cultural de la Nación debe respetarse, todo puede ocurrir en el país de las leyes que no se cumplen.

Así pues, se espera lo más ideal, que la Plaza se restaure, sin embargo, la tendencia de los acontecimientos actuales es a perderla o convertirla en un complejo comercial.